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La insulina, ese arma de doble filo

[dropcap style=»font-size: 78px; color: #ff7302;»]E[/dropcap]n un post anterior expliqué que la grasa no engorda, lo que engorda es la insulina, que es una hormona segregada al tomar carbohidratos o alimentos cargados de algunos productos químicos. Por tanto, se podría deducir que debemos limitar todo lo que podamos la ingesta de carbohidratos, para evitar segregar insulina. Pero no es tan fácil. La insulina también tiene sus ventajas… y es por eso que en el mundo del fitness se le suele llamar “arma de doble filo”.

 

 

 

 

La insulina engorda

 

Como he dicho, la insulina ayuda a almacenar grasa. Cuando ingerimos alimentos que provocan su secreción, ayuda a que almacenemos lo que comamos como grasa. Incluso si no comemos grasa: las dietas basadas tomar altos porcentajes de carbohidratos hacen ganar en grasa… no se come grasa, pero sí se almacena grasa.[pullquote]La insulina sirve para ganar masa muscular, pero también para ganar grasa[/pullquote]

Y ese es uno de los motivos por los que las dietas basadas en comer muchas ensaladas (especialmente si no son acompañadas de proteínas y grasas) y fruta, obligan a quien las lleva a comer muy poco, y sufren mucho para conseguir sus objetivos… que, normalmente no consiguen. Las lechugas, tomates, etc, y las frutas, están compuestos fundamentalmente por carbohidratos. Por tanto, favorecen la secreción de insulina y, por tanto, el almacenamiento de grasa.

En definitiva, según esto, deberíamos pensar que si queremos mantenernos con poca grasa, deberíamos limitar la secreción de insulina… pero hay algo más.

 

La insulina ayuda a ganar músculo

 

Esta es la otra cara de la insulina: es una hormona fuertemente anabolizante… es muy efectiva para ayudar a construir músculo. Y tener músculo es importante.

Desde el punto de vista estético, el músculo da forma al cuerpo, lo que es muy importante. No es nada estético estar muy delgado/a, sin nada de músculo (bueno, igual sí lo es, pero a mí no me lo parece… y para quien esté de acuerdo, tener músculo es importane).

Desde el punto vista funcional, el músculo es necesario, pues es sinónimo de fuerza, y necesitamos fuerza para muchas actividades cotidianas.

Y desde el punto de vista del adelgazamiento, el músculo ayuda a adelgazar, pues para su mantenimiento consume más energía que la grasa, y cuando se realiza una actividad física, cuanto más músculo se tenga, más energía se consume.

Y es por eso que las dietas de volumen del culturismo no sólo aumentan la comida que ingieren, sino que aumentan el porcentaje de carbohidratos, para aumentar así la secreción de insulina. Y también se dice que los que usan esteroides artificiales, se inyectan insulina para aumentar su masa muscular.

Por tanto, es bueno segregar insulina, pues nos ayuda a construir músculo.

 

Entonces, ¿insulina sí, o no?

 

En un párrafo he dicho que deberíamos limitar la secreción de insulina, y en el siguiente he dicho que es bueno segregar insulina… lo cual, debo reconocer que puede sonar un poco confuso… así que intentaré aclaralo.

La realidad es que, como he empezado diciendo, la insulina es un arma de dos filos. Y eso significa que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por tanto, debemos fomentar o no su secreción dependiendo de cuáles sean nuestros objetivos.

Si nuestro objetivo es perder grasa, adelgazar, deberíamos limitar la secreción de insulina.

Pero si nuestro objetivo fundamental es ganar músculo, deberíamos fomentar la secreción de insulina.

Y lo normal es que nuestros objetivos vayan variando en el tiempo. Es decir, que en un momento dado queramos perder grasa y otros momentos prefiramos ganar músculo, aún a costa de ganar algo de grasa. Pues, de igual, forma, nuestra actitud con la insulina deberá ir variando: cuando queramos perder grasa recortamos carbohidratos, y cuando queramos ganar músculo, tomamos más carbohidratos.

Eso sí, recomiendo fomentar la secreción de insulina sólo con alimentos que tengan carbohidratos naturales, o poco procesados (como pasta, arroz, pan, azúcar, miel, mermelada, galletas, frutas, verduras, etc), y evitar totalmente los alimentos que fomentan su secreción gracias a los productos químicos que contienen (gominolas, cereales para el desayuno, zumos de frutas envasados, bebidas isotónicas y deportivas, refrescos envasados, bollería industrial, etc), pues estos, además de provocar la secreción de insulina, provocan perjuicios al organismo, que no está diseñado para procesar este tipo de productos.

 

CONCLUSIÓN

 

La insulina es una hormona que en el mundo del fitness se la suele denominar “arma de doble filo”, porque su secreción tiene dos efectos, uno de los cuales suele ser deseado, y el otro no:

–          Ayuda a ganar grasa.

–          Ayuda a ganar músculo.

Por tanto, deberemos promover su secreción, o evitarla, según cuáles sean nuestros objetivos:

–          Si nuestro objetivo es perder grasa, trataremos de limitar la secreción de insulina.

–          Si nuestro objetivo es ganar músculo, trataremos de promover su secreción.


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3 respuestas a «La insulina, ese arma de doble filo»

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