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Hay que ir al gimnasio a cuidarse, no a machacarse

[dropcap style=»font-size: 78px; color: #ff7302;»]A[/dropcap]ctualmente parece que ir al gimnasio se ha convertido en sinónimo de sufrimiento. [pullquote]Parece que mucha gente mide la calidad de sus entrenamientos según su nivel de sufrimiento[/pullquote]: si sufre mucho, cree que el entrenamiento ha sido bueno… y si sufre poco, cree que ha perdido el tiempo en el gimnasio. Mucha gente sale de las clases colectivas encantada de lo mal que lo ha pasado, y entre la gente que hace pesas es habitual considerar que cada serie de cada ejercicio tiene que ser un auténtico martirio. Y, por si la gente fuese poco proclive al sufrimiento en el gimnasio, encima la industria del fitness se ha dedicado a poner de moda fotos motivadoras incitando al sufrimiento, y frases como esa tan famosa de “no pain, no gain”.

Todo esto puede parecer que tiene poco sentido. Podría tener algún sentido si todo ese sufrimiento diese frutos positivos… pero no es así.

La gente que va al gimnasio a sufrir suele estar permanentemente cansada. Van a entrenar estando ya cansados, salen más cansados, y el resto del día se lo pasan agotados. Lo cual no es bueno, obviamente. Y, lo que es peor, los efectos sobre la salud de tanto sufrimiento, tampoco son buenos.

Todo ese sufrimiento tiene un único objetivo: conseguir el cuerpo que se desea. Pero ese objetivo sólo lo consiguen unos pocos, y siempre a base de gastar mucho dinero en suplementos y/o química, para poder aguantar ese ritmo. Pero a la mayoría, especialmente a quien no usa suplementos ni química, tanto sufrimiento en el gimnasio les lleva a lesiones, desmotivación… y a un mal físico. Porque sobreentrenar pone en marcha los mecanismos de supervivencia del cuerpo, provocan la secreción de cortisol, lo que hace que se almacene grasa y se pierda músculo. Es decir, tanto sufrimiento, ¡para nada!

Podría pensarse que esto de sufrir entrenando es lo normal entre quien se lo toma en serio, y quien no sufre entrenando es porque no se lo toma en serio. Pero no es así. En libros de levantamiento de pesas antiguos, de finales del siglo XIX o principios del XX que he leído (de gente como Eugen Sandow, Maxick, etc), suelen decir que hay que terminar el entrenamiento con más energía que al empezarlo. Es decir, lo contrario que ahora. Y era gente que lograba físicos impresionantes en una época en la que no había esteroides.

Desde luego que si uno se toma el entrenamiento en serio, debe esforzarse. Si miras las rutinas que propongo, verás que son entrenamientos de alta intensidad, que si se hacen bien uno termina muy cansado. Pero una cosa es cansarse, esforzarse, y otra es sufrir. Es difícil explicar cuál es la diferencia, pero si uno entrena, la nota. Esforzarse es poner mucho de tu parte en el entrenamiento, cansarse… y parar. Y descansar lo necesario. Mientras el sufrimiento consiste en cansarse mucho, y luego más, y cuando uno parece que no da más de sí, seguir… y así un día detrás de otro… hasta que el cuerpo y/o la mente no pueden más. Y al final de tanto sufrimiento, uno se encuentra que lo único que ha conseguido es machacarse… haciendo algo que se suponía que debía servirle para mejorar su salud y su estado físico.

 

CONCLUSIÓN

 

El entrenamiento debe servirnos para mejorar nuestra salud, y nuestro físico, entendiendo, además, que si mejorarnos nuestra salud a través del entrenamiento, también mejoraremos nuestro físico.

Por tanto, debemos tener claro que el gimnasio no debe ser un sitio al que ir a sufrir, y que sufrir mucho en el gimnasio no es bueno. El gimnasio es un sitio a donde ir para mejorar nuestra salud, y todo lo que hagamos en él debe tener una repercusión positiva en nuestra salud… esforzándonos, por supuesto, pero sin sufrir. En resumen:

Hay que ir al gimnasio a cuidarse, no a machacarse

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5 respuestas a «Hay que ir al gimnasio a cuidarse, no a machacarse»

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